Blogia
Tormenta Marina

Adela

Adela

 

Adela

La noche era fresca en la pequeña terraza, las estrellas titilaban con fuerza. Adela disfrutaba de ella, aun cuando a cada momento sus ojos se desviaban hacia el teléfono y ante su silencio de días, la torturaba la melancolía. Al volver sus ojos hacia el cielo, la sorprendieron dos lágrimas que recorrieron su rostro.
Suavemente las retiró y embozó una sonrisa, exclamando para si misma: ¡Gracias! Pareciera que las lágrimas habían sido un alivio para su corazón herido. Agarró el vaso de la mesita y con su bebida en la mano entró a la casa. Se detuvo un momento, observando las fotografías que tenía allí, se acercó y tomó la primera, contempló el rostro ahí reflejado y después las guardó todas en un cajón. Se encontraba aun parada junto a él, cuando el teléfono sonó; un fuerte pálpito sacudió su corazón. Miró el teléfono que no dejaba de sonar..., entonces, se encogió levemente de hombros y dijo para si misma: ¡No estoy!

 

Derechos reservados

 

0 comentarios